Covid-19 & Hiperhidrosis

    LOS  REALES  PELIGROS

    Epidemia e hiperhidrosis

    El virus non viaja por el aire, y es activo solamente en humedad, como en las secreciones de la nariz, de la boca y de los ojos. Evidentemente puede transmitirse por un simple estornudo o por la evaporación  procedente de la respiración, pero solamente a distancias más bien reducidas entre personas. Sin embargo, se transmite por los motivos a continuación.

    Lo fundamental es comprender que dichas secreciones se posan también en la cara, sobre todo en el área circundante la nariz, y comprender también que con las manos nos tocamos continuamente la cara sin casi percatarnos. De este modo, partes invisibles de nuestras secreciones se van transfiriendo también a las manos, las cuales están constantemente protegidas por una fina capa imperceptible de sudor que favorece la persistencia de virus. 

    En todo caso, es de tener en cuenta que la humedad de las manos de las personas contagiadas acabará estando repleta de virus – considerando también la costumbre de llevarse la mano a la boca al estornudar-, y que el virus se transfiere fácilmente también a todo lo que entra en contacto con las manos, permaneciendo ahí de forma activa durante un tiempo. En el tocar superficies compartidas como manillas, pomos, barandillas y pasamanos, herramientas y objetos comunes como el teléfono, monedas y billetes, o como teclados de ascensor o de computadora, bolígrafos, mandos, mobiliarios, etcétera, se puede fácilmente recoger esas humedades desprendidas por quienes hayan tocado los mismos objetos anteriormente. A la vez, al llevarnos las manos a la cara, iremos transfiriendo el virus en zonas próximas a nuestras vías nasales, orales y oculares.

    En caso de epidemia, los guantes de látex son protección sumamente relativa, que hasta puede llegar a provocar efectos contrarios a los esperados, acabando con potenciar sobre todo la difusión de un virus de alta capacidad de transmisión. A pesar del potencial aislante del látex, al ponérselos en ambientes no estériles y pasándose varias veces las manos en la cara– lo que es impulsivo, como podemos fácilmente observar-, en su superficie externa acaban concentrándose humedades y mucosidades que el guante no absorbe, y que sin embargo se difunden fácilmente en todo lo que se va tocando. Desde luego son ampliamente adoptados en el sector de la medicina y de las asistencias, pero por modalidades rigurosamente reguladas. En general, las modalidades de uso fuera del contexto medico-asistencial, hacen que las mascarillas por lo general sean, además de peligrosas, más bien inútiles para limitar la transmisión de virus.

     

    CÓMO PROTEGERSE

    Considerando también la relatividad de todos esos factores, podemos considerar los guantes de tejidos como la mejor opción, tanto por absorber las humedades de las manos como por constituir una barrera válida hacia el interno y hacia el externo del guante; de hecho, no permiten que las humedades se queden en la mano y en los objetos que se comparten comúnmente en la vida social y cotidianamente en el hogar, y retienen las agentes patógenos.

    Los desinfectantes no son tan eficaces para oponerse al virus como lo son adecuados y regulares lavados de las manos y de las superficies, como lo importante es que se diluyan sus concentraciones hasta que  se disperse: de esta forma, se anula su potencial agresivo hasta el punto de que deja de constituir amenaza. Evidentemente, por todos estos motivos resulta oportuno mantener las manos secas, también limitando al máximo su contacto con la cara y con las superficies de acceso común.

    Las mascarillas son importantes solamente en espacios cerrados y abarrotados, y en ambientes sanitarios como ambulatorios, hospitales, residencias, etcétera. De lo contrario, en general son contra producentes y encima peligrosas en situaciones de epidemias, en cuanto es inevitable tocarlas varias veces para su ajuste y para retirarlas, así que los agentes patógenos acaban transfiriéndose al tejido de la misma mascarilla y penetrando luego en las vías respiratorias.

    Dr. Enrico Davoli

    Consultor de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para la preparación y respuesta a las emergencias de salud pública